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jueves, 3 de octubre de 2013

Opinión: La traducción literaria



Empiezo esta entrada aclarando que soy traductora profesional, por lo que este tema me toca muy de cerca (traducción: voy a barrer para casa, vamos). Pero también soy lectora, correctora y amante del significado y de los matices de las frases en su lengua original. Y tengo que reconocer que es muy difícil conseguir que, a veces, ambos aspectos se lleven bien pero se puede encontrar el punto medio. Intentaré ser objetiva en lo que pueda pero, por supuesto, es solamente mi visión del mundo traductoril y de sus particularidades aplicadas a la literatura.

Hace un tiempo, una autora estadounidense se puso en contacto conmigo para que leyera su novela que acababa de ser publicada en español. El tema y el enfoque me interesaron así que, ¿por qué no darle una oportunidad? Sin embargo, la traducción era mala no, pésima. Errores de significado y de estilo en casi todas las frases, algún error ortográfico menos habitualmente. En absoluto, considero que mis traducciones o mis textos sean perfectos (sé perfectamente que estoy muy lejos de eso) pero hay fallos que no se pueden cometer como traductor profesional o como persona que haya aprobado los exámenes de secundaria.

Se lo comenté educadamente a la autora porque, como parte de mi opinión, no podía dejar pasar algo tan importante para mí. Además, si yo fuera a vender algo (un libro o cualquier otra cosa) y tuviera una tara gigante, me gustaría saberlo por el bien de mi economía futura. Me comentó que había insistido mucho en que la traductora se mantuviera pegada al texto original porque quería que la obra siguiera siendo suya y no del traductor.

En primer lugar, lo siento mucho por los autores que se sientan robados o que sientan que pierden una parte de su novela cuando la traducen, pero una traducción (y mucho más en literatura) es también obra del traductor. Si realmente yo tuviera talento para escribir, publicara un libro y fueran a traducirlo, querría que, en ningún caso, sonara en ruso como si todavía estuviera escrito en español.

Y eso es lo que me encontré en la novela de la que hablo y lo que me impidió disfrutar de la lectura todo lo que podría haberlo hecho. Porque en español uno no «encuentra la fortaleza intestinal» para acometer una tarea difícil, a menos que se trate de algo escatológico. Ni nos «sacudimos el mal humor». Ni usamos «nudillos de latón», por mucho que sea exactamente lo que dicen las palabras en inglés. Porque eso no existe. No lo decimos así. Por mucho que en otro idioma sí. Y por ahí no paso.

Toda buena (llegados a este punto es preciso especificarlo) traducción debe ser fiel al contenido y al significado. Esa es la primera regla que nos graban a fuego en la frente durante la carrera, pero también debe sonar natural y creíble en la lengua de destino. Debe estar bien redactada y debe cumplir las normas ortotipográficas en vigor. Y digo todas. Pero considero que es incluso más importante que esto se aplique correctamente a la literatura porque leyendo un libro no pretendemos exclusivamente recibir un mensaje con una expresión estándar. El estilo y la redacción importan a la hora de captar lo que el autor pretende transmitir. Tampoco hay que olvidar la corrección, pero no la menciono en esta entrada porque creo que va implícita.

Una mala traducción puede arruinar una novela brillante porque no hará la historia creíble y no llegará a calar hondo en el lector.

Creo que todos estaremos de acuerdo en este punto, ¿verdad? Si hay alguien que no, por favor, que me interrumpa sin miedo y me explique sus motivos ;) Por lo tanto, teniendo en cuenta esto, ¿por qué le dan/damos tan poco valor a este proceso editorial? Es igual de decisivo que otros muchos y, sin embargo, a menudo oímos que «una traducción la puede hacer cualquiera que sepa inglés». No me voy a poner estupenda afirmando que solo los traductores licenciados pueden y deben hacer las traducciones, en absoluto, porque seguramente haya por ahí filólogos, abogados o médicos perfectamente capaces de realizar esta labor en condiciones óptimas. Pero sí que me gustaría destacar que no todo el mundo que sepa dos idiomas sabe traducir. Por muy bilingüe que se sea. Porque traducir no es solamente pasar de una lengua a la otra, implica reformular, adaptar y reorganizar para que quede un texto meta igual de cuidado que el origen sin perder información. No creo que cualquiera pueda hacerlo.

La traducción literaria no tiene, ni de lejos, el reconocimiento profesional que creo que se merece (como cualquier otro oficio bien desempeñado, por supuesto), pero tampoco creo que se compense económicamente como se debería. La verdad es que no puedo hablar de primera mano de la remuneración real que reciben los traductores literarios porque nunca he llegado a traducir un libro ni estoy metida en el mundillo porque no es mi especialidad. Sin embargo, sí he tenido el placer de recibir varias ofertas irrisorias por una publicación que luego va a mover mucho dinero. Además, ¿quién no ha oído eso de «soy profesor porque de la traducción literaria no se puede vivir»? O eso de «he pagado una fortuna por esta traducción». Desde luego, en vista del pésimo resultado, te deberías haber gastado lo que realmente vale este servicio.

Entonces me pregunto: ¿por qué no acaba de conseguir el lugar que debería tener? ¿Es realmente tan importante o estoy haciendo una montaña de un grano de arena?

viernes, 2 de noviembre de 2012

Debate: Libros de transición


Aquí no quiero comentar solo yo. También quiero leeros a vosotros, saber vuestras opiniones y crear un verdadero debate sobre diferentes temas que se me vayan ocurriendo. Vosotros también podéis proponerme temas enviándome un email.

Hace poco terminé una novela de esas que te llenan, que te emocionan; de esas que te hacen sentir mientras saboreas sus letras y que, tras cerrarla y colocarla en la estantería, dejan una huella imborrable en la mente y en el corazón. De esas que se recuerdan como historias vividas.

¿Y qué viene después de concluir una obra así? Un sentimiento de pérdida, pero también de plenitud porque siempre estará presente. Cuando me encuentro con un libro así, me gusta darme uno o dos días de reposo para terminar de paladearlo antes de empezar con una nueva lectura.

Pero cuando llega el momento de mirar los estantes y elegir próximo compañero, se presenta ante mí un dilema: ¿elijo un libro que sé de antemano que es una gran historia para continuar con la buena racha de lecturas y que probablemente no disfrutaré igual por el recuerdo del anterior o escojo una novela ligera que me entretenga sin pretensiones y sirva como enlace entre grandes historias? Yo normalmente suelo elegir la segunda opción, no sé si por un extraño sentimiento de respeto o por la necesidad de recordarlo un poco más antes de sumergirme en la siguiente aventura. Un poco como con los grandes amores: una no salta de uno a otro como si nada, tiene que haber un periodo de duelo intermedio. ¿Tiene sentido este peculiar hábito que tengo?

¿Creéis en las novelas de transición? ¿Habéis dividido alguna vez vuestras lecturas en «maravillas» y «libros para pasar el rato»? ¿Es justo que piense así?

miércoles, 27 de junio de 2012

Debate: Lo "distópico" está de moda


Aquí no quiero comentar solo yo. También quiero leeros a vosotros, saber vuestras opiniones y crear un verdadero debate sobre diferentes temas que se me vayan ocurriendo. Vosotros también podéis proponerme temas enviándome un email.

Desde el rotundo éxito de Los Juegos del Hambre ha habido una explosión un claro cambio en la literatura juvenil. Si antes era los vampiros los que nos hacían suspirar, ahora estos se han dejado de lado y (me da la sensación) todos los autores y las editoriales se apresuran a etiquetar sus libros como distópicos. Hay un verdadero boom de libros de este género entre la literatura para jóvenes adultos.

Ahora bien, no es oro todo lo que reluce. He leído algunos de esos libros encajados en ese género y, según mi modesta opinión, muchos de ellos se hubiera calificado en otro tiempo como de fantasía o ciencia ficción. Por los libros que ya hayáis probado, ¿cuánto creéis que tienen de distópicos las novedades juveniles? ¿Es una etiqueta justificada o simplemente un reclamo para el público?

Parece que la literatura juvenil avanza por ciclos. ¿Creéis que esto es debido a la demanda espontánea del público o a las campañas de márketing por parte de las editoriales/autores? ¿Cuánto nos dejamos influir por lo comercial?

viernes, 11 de mayo de 2012

Debate: Los vampiros, ¿han dejado de brillar?


Aquí no quiero comentar solo yo. También quiero leeros a vosotros, saber vuestras opiniones y crear un verdadero debate sobre diferentes temas que se me vayan ocurriendo. Vosotros también podéis proponerme temas enviándome un email.

Está más que claro que durante estos últimos años el tema de los vampiros se ha explotado hasta la saciedad en la literatura (juvenil) aprovechando el tirón de Crepúsculo. Y pese a no ser de las mejores novelas que he leído sobre el tema, ha quedado como el referente y de la que todos los que no están metidos en el mundo hablan cuando se refieren a este género. No voy a comentar lo mal que me parece que solo se hable de Crepúsculo como si fuera el único libro y encima que se utilice para menospreciar nuestra literatura.

¿Creéis que el tema está agotado? ¿Hay más que contar sobre esta raza sobrenatural? ¿Seguís leyendo de vez en cuando libros de vampiros o habéis acabado por aborrecerlos?
¿Se ha sobreexplotado el tema y se ha saturado el mercado de novelas no demasiado buenas simplemente para aprovechar el tirón de ventas? ¿Quiénes son los responsables de esto?

viernes, 20 de enero de 2012

Debate: La longitud de las reseñas


Aquí no quiero comentar solo yo. También quiero leeros a vosotros, saber vuestras opiniones y crear un verdadero debate sobre diferentes temas que se me vayan ocurriendo. Vosotros también podéis proponerme temas enviándome un email.

Últimamente (y más en esta semana que he escrito las tres reseñas de mi vida, aunque dos de ellas aún no están publicadas) he pensado mucho en la longitud de mis reseñas y es que la mayoría son kilométricas llenas de detalles y comentarios personales. A veces tengo que reconocer que se me va un poco de las manos y me enrollo a escribir y no paro. No todas son así, claro, porque no todos los libros son iguales ni mi estado de ánimo ni mi verborrea están siempre en su punto álgido.

A mí personalmente cuando visito otros blogs me encanta leer reseñas larguísimas y apasionadas (tanto para alabar el libro como para criticarlo), pero entiendo que a alguna gente le puedan parecer pesadas o excesivamente cargadas de información y prefieren una reseña más condensada que deje un poco más a la imaginación. Esto va en gustos.

Me gustaría saber vuestra opinión sobre la longitud y, por qué no, sobre el tipo de reseña y los datos que os gustaría o no que incluyeran. ¿Os gusta como están? ¿Os gustaría que fueran más cortas? ¿Más largas? ¿Os gustaría que incluyeran más información o más apartados? ¿Creéis que sobran algunos como los datos del autor, las citas, etc.?

Y sobre todo, ¿cómo las hacéis vosotros?

lunes, 31 de octubre de 2011

Debate: Literatura de terror: ¿qué os da miedo?


A pesar de que todas las fiestas temáticas me encantan, tengo que reconocer que celebrar el terror no es de mis preferidas. Soy bastante asustadiza: he visto tan solo un par de películas de miedo y fue hace muchísimos años. Lo pasé tan mal que desde entonces no he vuelto a ver ninguna. Y es que no entiendo las ganas de pasar un mal rato o de sufrir terror. Pero quiero intentar entenderlo.

Por eso, apasionados del miedo, os invito a que me contéis qué os gusta más de la literatura de terror, qué libros son vuestros favoritos, qué sensaciones experimentáis cuando leéis este tipo de novelas, por qué os gustan y sobre todo, ¿qué os da miedo en vuestra vida real?

jueves, 15 de septiembre de 2011

Opinión: Rompo una lanza en favor de la autopublicación



Sabéis que normalmente no publico entradas dando mi opinión sobre temas blogosféricos/editoriales porque no me gusta la polémica y prefiero mantenerme al margen de cuestiones espinosas o de opiniones muy marcadas. Sin embargo, tras leer el post de Cristina Caviedes en su blog y también los textos a los que remite en su declaración de principios, no he podido resistirme.

Por lo que he leído en ambos blogs, la autopublicación es un tema caliente que ha despertado gran interés. Para bien y para mal. Unos lo defienden a capa y espada y otros lo denigran por sus carencias.

Es cierto que, en la corta vida del blog (en comparación con la solera que tienen otros), me he encontrado con todo tipo de escritores, obras y mensajes. Hay personas que se acercan con la mayor educación, sin pedir nada, solo ofrecer, de muy buenos modos y con gran atención por su parte. Y hay algunos que mandan emails bastante directos, claramente al tuntún  y sin preocuparse por ser cortés. No voy a negar que hay obras con faltas de ortografia o fallos de estilo. También me he encontrado emails exigentes  y hasta algún autor bastante reacio a tolerar mi opinión. Esos son algunas de las críticas hacia la autopublicación.

Pero no por eso voy a tirar por tierra esta oportunidad para muchos escritores porque considero que estas cosas son una excepción en este asunto. O al menos esa ha sido mi experiencia. He tenido la suerte de encontrarme con una mayoría de buenos autores y personas, que se preocupan por lo que hacen, que tienen una ilusión desbordante por su proyecto y que trabajan muy duro día a día para que su obra llegue cada vez a más lectores o, simplemente, llegue a ver la luz. Es maravilloso (y duro, a veces) ver su esfuerzo continuo y sobre todo, cómo en ocasiones da sus frutos.

Creo que es una oportunidad excelente para muchos escritores que no pueden acceder al mundo editorial por ser desconocidos o por no tener nada ni nadie que los avale. Es una forma de ampliar las posibilidades de lectura que hasta hace unos años estaban cerradas al  mundo editorial. Me parece estupendo que todo el mundo pueda publicar un libro porque considero que todos deberíamos tener la oportunidad de cumplir nuestros sueños y esta es la forma de cumplir el de muchos escritores.

Ahora bien, en este mundo de autopublicación habrá de todo, por supuesto. Obras de calidad y obras mediocres. Como en todo. No hay que generalizar ni huir de estos autores como de la peste. Cada uno tiene que ser responsable de su dinero y de su tiempo. No voy a culpar o criticar al autor por publicar lo que le parezca, creo en la libertad individual de cada uno. Sencillamente me limitaré a comentar los defectos (o virtudes) de su publicación, pero jamás le diré que no publique. Porque lo que yo he detestado (o amado) a otro le puede parecer la octava maravilla del mundo o al revés. Yo tendré que ser consciente e informarme de en qué me voy a gastar el dinero, de igual modo que cuando me lo gasto con un libro de una editorial. No me gusta comprar al tuntún, porque el dinero no me llueve. Y por supuesto que alguna vez nos pueden colar un gol y encontrarnos con un libro autopublicado que no guste o que no tenga la calidad esperada, pero también pasa con obras sacadas por editoriales, promocionadas hasta la saciedad  y que aprovechan el tirón mediático. ¿Y qué decir de las faltas de ortografía, ese asunto tan criticado en estas novelas? No creo que vaya disculpar a un autor por tener errores en el texto porque soy bastante estricta con la ortografía y para mí es algo muy importante en la presentación de una obra escrita pero soy consciente de que muchos autores se matan por pulir su texto sin ningún tipo de ayuda externa y entiendo que hay cosas que se les pueden pasar. por mucha corrección a la que sometan su obra.

En resumen, no demonicemos nada, no generalicemos, dejemos que cada uno haga lo que quiera o pueda, valoremos el esfuerzo y el trabajo de los demás y seamos responsables de lo que compramos y leemos.

sábado, 20 de agosto de 2011

Debate: Fiebre por las sagas


Aquí no quiero comentar solo yo. También quiero leeros a vosotros, saber vuestras opiniones y crear un verdadero debate sobre diferentes temas que se me vayan ocurriendo. Vosotros también podéis proponerme temas enviándome un email.

Parece que últimamente solo se escribe en sagas o, al menos, la mayoría de los libros más exitosos pertenecen a sagas. ¿Qué fue antes la saga o el éxito?
No cabe duda de que muchos escritores al ver que sus novelas tenían éxito han decidido aprovechar la gallina de los huevos de oro sacando más libros como continuación a una primera parte que ha recaudado mucho dinero. ¿Es lícito? ¿Creéis que la mayoría de los autores lo hacen así? ¿Los hay que tenían previsto de antemano el número de ejemplares que compondría su creación? ¿Qué papel juegan las editoriales en todo esto? ¿Es demasiada la presión que reciben los escritores por parte de quienes les publican? ¿La fiebre por las sagas se podría explicar con la fiebre por el dinero?

Y un caso con el que estoy especialmente indignada, han despedido a L. J. Smith (la autora de Crónicas Vampíricas, The vampire diaries en inglés) y han decidido continuar publicando libros de la saga con un escritor o escritores anónimos. Creo que no hay derecho a que alguien escriba una novela que funcione tan bien y que le haga ganar mucho dinero a la editorial y, luego, de buenas a primeras, atropellen los derechos del creador y continúen ganando dinero a su costa.

¿Qué preferís: saga o libro único? ¿Por qué?

sábado, 9 de julio de 2011

Debate: ¿Hay libros que hacen historia?

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¿Hay libros que hacen historia?

Últimamente me han pasado algunas cosas que me han hecho reflexionar mucho sobre los grandes libros de la historia y, después de leer la entrada de Judith en su Zona Excéntrica, he decidido comentarlo y abrir un debate. ¿Hay libros realmente imprescindibles?

He estado divagando bastante sobre qué diferencia a unos libros de otros, por qué unos llegan a la cumbre del éxito y pasan a la posteridad como clásicos y otros se pierden en la marea de novelas que podemos encontrar en las bibliotecas. ¿Qué caracteriza a unas y a otras obras? ¿Cómo son o fueron sus autores?

Y ahora, volviendo a algo más personal, creo que también hay libros que marcan nuestras vidas o, al menos, recordamos con muchísimo cariño aún pasados muchos años. Por lo menos, en mi caso es así. ¿Por qué juegan un papel tan importante los libros?

Y algo por lo que tengo mucha curiosidad...

¿Cuáles marcaron tu vida? ¿Cuáles recuerdas siempre con especial cariño?


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